El único camino cierto para conocer una nueva ciudad es adentrarse en sus recovecos y detenerse en los detalles.
Así, descubrimos las historias, los relatos y los porqués de las calles, los edificios, los puentes que enlazan orillas, de las estatuas y esculturas que adornan las plazas, o el espíritu cultural, social y económico que la dinamiza.
Estas guías pretenden ejercer de guía que revela los lugares de interés histórico, gastronómico, cultural, social, arquitectónico, los espacios naturales y de ocio.
A partir de ahí, como buen viajero, te corresponde capturar cada una de las pinceladas que hacen de Logroño una ciudad especial y diferente, que pretende sorprenderte con secretos, misterios, claves y curiosidades.
Algunas, situadas a cielo abierto, a la distancia de un mirada; otras, camufladas tras el retablo mayor de una iglesia o subrayadas en los libros de Historia que comparten la ciudad, el Camino de Santiago y el Rioja y su cultura.
Logroño abre sus puertas y te invita a acercarte a sus costumbres, a degustar sus platos típicos, sus pinchos y tapas, acompañadas de una copa de buen vino.
La capital riojana presume de la riqueza de estilos en sus edificios –de los tradicionales, con sus bodegas subterráneas, y de los modernos y vanguardistas- y también de los servicios que ofrece a quien la visita, ya sea para alojarse o la buscar un rato de ocio o de práctica deportiva.
Logroño lo tiene todo a la distancia de un paseo y como buen viajero es el momento de que inicies la aventura de descubrirlo.