Cuando en el siglo X comenzaron las peregrinaciones a Santiago, las ciudades situadas en su ruta dieron un salto hacia la modernidad. Logroño se benefició del desarrollo y el progreso que acompaña siempre al intercambio de conocimientos y experiencias.
El enriquecimiento fue social, cultural, científico, económico e incluso afectó a las tendencias y la moda. El paso constante de peregrinos por la ciudad reactivó la vida comercial. Había que atender y satisfacer las necesidades de todas esas personas que marchaban camino de Compostela. Así, surgieron establecimientos en los que descansar, alimentarse, reponer víveres para el viaje, realizar reparaciones o curar heridas y lesiones.
El Camino de Santiago hoy da protagonismo al turismo y hostelería, si bien continúa intacto el espíritu de intercambio de influencias y experiencias, así como los lugares, calles y plazas en los que diez siglos atrás comenzó el relato, que generó la presumible presencia del apóstol en Santiago.
La ciudad hospitalaria
El peregrino se aproxima a Logroño tras descender el Monte Cantabria. Hoy es un extraordinario mirador sobre la ciudad. Su origen está en ‘illo- gro- nio’, ‘aquel vado’ (pronombre latino y expresión celta). En la cima de este monte se hallan restos arqueológicos prerromanos (hogares circulares y cerámicas elaboradas a mano, siglo II a de C). Un legado histórico que nos remonta al pueblo de los Berones.
El barrio de San Antonio recibe al caminante y lo dirige hacia el Puente de Piedra con mirada fija ya en las torres que despuntan sobre la fachada norte del Casco Antiguo.
Antes de cruzar el Ebro, el caminante se preguntará por el precioso edificio rojo que se asoma al río: es la Casa de las Ciencias, un espacio municipal para aprender y disfrutar.
Antes siquiera de iniciar su travesía por el puente, los fielatos despiertan la curiosidad del peregrino. Estas antiguas casas de arbitrios –construidas en el siglo XIX para cobrar tributo a quien quisiera acceder a la ciudad– se convirtieron en Oficina de Información al Peregrino.
Símbolos de Logroño
El Puente de Piedra es uno de los símbolos de la ciudad y que aparece reflejado en su escudo desde 1285.
El puente de Piedra es uno de los cuatro existentes en la ciudad. Fue construido entre 1882 y 1884, según el proyecto del ingeniero Fermín Manso de Zúñiga. El puente de Piedra se levantó sobre la estructura del existente anteriormente y conocido como de San Juan de Ortega que, deteriorado, derribó una riada en 1871.
Los adoquines de la calle Ruavieja retrotraen a los tiempos de pasos de sandalia de cuero y suela de madera, de abrigo con esclavina, y bordón alto. Los edificios rehabilitados aún guardan la estructura de lo que fueron antiguos comercios y lugares de devoción, como la pequeña Ermita de San Gregorio, donde vivió y murió el santo enviado a La Rioja por el Papa Benedicto IX.
Apenas a unos metros, la Iglesia de Santa María de Palacio y el Albergue Municipal de Peregrinos invitan al caminante al descanso, a reposar y reponer fuerzas que le permitan reemprender la marcha. El albergue ocupa el edificio de estilo palaciego situado en el número 32 de la calle Ruavieja.
El Calado de San Gregorio –bodega subterránea de 30 metros de longitud–, el Espacio Lagares, que reúne una interesante colección de infraestructuras vinícolas, los calados de La Reja Dorada y el Centro de la Cultura del Rioja, nos recuerdan, antes de dejar atrás la calle Ruavieja, que el vino y el Camino de Santiago han sido los motores históricos del desarrollo, crecimiento y modernización de Logroño.
¿Sabías que…?
Cuentan que el Juego de la Oca lo inventaron los templarios y que en él encerraron sus conocimientos. Incluso hay quien asegura que en el tablero se esconden claves cabalísticas y, posiblemente, algún tesoro.
Al retornar la marcha, y tras atravesar la calle Sagasta siguiendo las señales esculpidas en baldosas de bronce, la Iglesia de Santiago emerge imponente desde la estribación de la cuesta que da inicio a la calle Barriocepo. Un instante antes de iniciar la rampa, sorprende la plaza de la Oca, un espacio en el que se entremezclan, alrededor de la recreación a escala del tradicional juego de mesa, itinerarios jacobeos con elementos esotéricos atribuidos a los templarios.
También hay quien advierte de la similitud entre el Camino de Santiago y el Juego de la Oca y que en realidad el juego es una guía no escrita de la Ruta Jacobea, relacionada con la Orden del Temple.
La Fuente del Peregrino aparece frente a la plaza de la Oca y un instante antes de dirigir la mirada hacia la iglesia de Santiago. Construida en piedra, la fuente se encuentra en un nivel inferior a la plaza y presenta una estructura de arco rebajado entre dos pilares y dos caños.
La Iglesia de Santiago irrumpe espectacular mientras asciendes la ligera cuesta adoquinada. Sientes la sensación de estar acercándote a un lugar especial. Los cimientos del templo datan del 844, cuando un discípulo del santo construyó la primera iglesia en su honor. Un incendió destruyó en torno al año 1500 aquel templo original.
La construcción de la iglesia actual se prolongó a lo largo del siglo XVI. Una gran estatua de Santiago recibe al visitante desde la portada y otra más, desde el retablo mayor. La torre, de cuarenta metros de altura, ofrece unas vistas inmejorables sobre la ciudad.
A lo largo de la calle Barriocepo aún perviven establecimientos dedicados a la artesanía y la restauración. Se encuentran a poca distancia de la Plaza del Parlamento.
El edificio del Parlamento de La Rioja domina imponente la plazoleta. Antiguo convento de la Merced (S XVI), ha sido a lo largo del tiempo acuartelamiento, hospital, prisión y convento de nuevo. Coincidiendo con la Presidencia del Gobierno de Práxedes Mateo Sagasta (1886), el inmueble se transformó en fábrica de tabacos –de cuya actividad se conserva la chimenea fabril–, que supuso un enorme impulso económico para la ciudad.
Las flores del escudo
Carlos V concedió a Logroño tres flores de lis en el escudo en reconocimiento a la resistencia y victoria de la ciudad ante el asedio y sitio sufrido en junio de 1521 por las tropas francesas.
Hoy, el antiguo convento de la Merced se encuentra dividido en tres espacios diferenciados. Así, al hemiciclo regional se suman la Biblioteca de La Rioja y la Sala de Exposiciones Amós Salvador.
A poca distancia, en el corazón del Casco Antiguo, se encuentran la Casa-Palacio de los Fernández de Ástiz, actual sede de la UNED; el Palacio de los Marqueses de Legarda, el Museo de La Rioja, el Mercado de San Blas o la dinámica Calle Portales, eje esencial de la vida de la ciudad.
Despedida en el parque
El Camino de Santiago deja atrás el Casco Histórico a través de la Puerta del Revellín. Conocida también como Puerta del Camino, según recogen antiguos documentos históricos, es una obra posterior a la muralla. Se cree que fue terminada entre 1522 y 1534, construyéndose seguramente al mismo tiempo que los puentes que cruzan el foso.
Sobre la Puerta puede contemplarse el águila bicéfala de Carlos V, junto a dos escudos de la ciudad en los que ya aparecen las flores de lis concedidas por el monarca a Logroño.
Cruzada la Puerta del Revellín, el peregrino puede estampar el sello en la Oficina de Turismo de Logroño — La Rioja, ubicada en las antiguas Escuelas Trevijano, y desde allí callejear siguiendo las señales hasta el Parque de La Grajera.
La Grajera es un extraordinario paraje natural que rodea el embalse construido en 1883 sobre una pequeña laguna para mejorar el regadío de las huertas de la zona.
Hoy es un espacio de esparcimiento rico en especies vegetales y animales, que cuenta con un aula didáctica y un observatorio de aves. Son 427 hectáreas de pura naturaleza para acompañar al peregrino y despedirlo con los mejores recuerdos en su camino a Compostela.