Un “puente” en Logroño
La capital de La Rioja ofrece una gran variedad de actividades para disfrutar del Puente de la Inmaculada, para todos los tipos de público y con un especial énfasis en la celebración del aniversario número 500 del asedio al que la sometieron las tropas francesas en 1521.
En San Francisco tienen el Golden Gate, en Londres, el Tower Bridge, en Florencia, el Ponte Vecchio. Nosotros tenemos el Puente de la Inmaculada, que es menos impresionante desde el punto de vista arquitectónico, pero que siempre es de agradecer. Son muchas las posibilidades que nos permiten estos días festivos, que se extienden del 3 al 8 de diciembre.
Hay quienes los aprovechan para realizar escapadas rurales, otros tienen mayor inclinación por el deporte – coincidiendo con el inicio de la temporada de esquí –, y hay quienes, en cambio, se decantan por el turismo cultural. Pero, ¿por qué elegir, por qué quedarse con solo una de estas opciones?
Logroño brinda durante estas fechas un sinfín de posibilidades que pretenden satisfacer a públicos de todo tipo, desde parejas a grupos de amigos, pasando por viajeros solitarios, sean estos peregrinos que se dirigen a Santiago o curiosos ajenos a todo misticismo. Se siga o no la ruta que lleva a la capital de Galicia, es innegable que, con pan y vino, se hace mejor el camino. Es por lo que La Rioja, tierra vinícola por excelencia, es siempre un buen lugar para detenerse, ya sea para visitar sus bodegas o para quedarse en el centro, degustando los productos que se elaboran en la llamada Senda de los Elefantes, la célebre calle Laurel.
Como buena Enópolis que es, Logroño es el espacio donde el vino va más allá de ser algo que simplemente se bebe. Aquí se convierte en una experiencia que puede ser disfrutada con los cinco sentidos.
Para comprobarlo basta con adquirir un billete para el Campo Viejo Wine Bus, que, hasta el 12 de diciembre, permite a sus usuarios descubrir los secretos de la elaboración de la más exquisita de las bebidas con unas vistas inmejorables sobre las 54 hectáreas de viñedo que se extienden sobre la fértil ribera del Ebro.
La visita se celebra las mañanas de los sábados y domingos. La tarde, por lo tanto, queda libre y es un buen momento para otro tipo de actividades. Una de ellas puede ser, por ejemplo, la visita a la recién inaugurada exposición «El camino del vino».
Con sede en el Calado de San Gregorio y el Espacio Lagares, reabiertos por fin al público, se trata de un viaje didáctico que se encargará de mostrar al visitante la estrecha relación del vino con la historia de la ciudad.
Pero no termina aquí la oferta historiográfica de Logroño. Este 2021 se celebra el Quinto Centenario de uno de los episodios más duros y heroicos que esta urbe recuerda.
Se trata del asedio de 1521, un acontecimiento que debe ser enmarcado en el conflicto que, a principios del siglo XVI, enfrentó a dos de los monarcas más poderosos de Europa: el emperador Carlos V y el monarca francés Francisco I.
La guerra, que tuvo su epicentro en la dividida Italia de entonces, implicó para Logroño un sitio por parte de las tropas francesas que terminó el día 11 de junio, jornada de San Bernabé. Es por esa coincidencia que, aún hoy, este santo es el patrón de la ciudad, siendo su día el más importante de las fiestas locales.
Los invasores fueron derrotados gracias a la cohesión del pueblo logroñés, que, medio milenio después celebra la efeméride con la ruta teatralizada “1521 con nocturnidad y alevosía”.
Se trata de un espectáculo orientado al público familiar que, hasta el 19 de diciembre, se encarga de contar estos sucesos de forma amena, presentando a personajes como Navarrete el mudo o Gumersindo, cofrade de la ermita de San Gregorio, e incluso un misterioso personaje venido del futuro.
El aprendizaje y el ocio se dan la mano en este modelo de visita guiada que pretende demostrar que aprender y divertirse son verbos perfectamente compatibles.
En una línea muy similar, aunque pensado para un público más adulto, el Calado de la Calle Ruavieja acoge, los días 3, 4 y 7 de diciembre, el espectáculo “La Galana”.
Formando también parte del conjunto de actos que el Ayuntamiento promociona con motivo del aniversario número 500 del mítico asedio, esta serie de eventos se centra en el papel de las tabernas durante el episodio histórico, hilando una trama que tiene como puntos claves la música, el baile y el vino.
Más allá de los actos propios de este 2021, en La Rioja tienen lugar otros acontecimientos de gran potencial turístico que sobreviven al paso del tiempo de forma admirable. Para dar con algunos de ellos es necesario salir de la capital e iniciar una pequeña ruta por los pueblos cercanos.
A tan solo 15 km de Logroño se encuentra Sorzano, localidad de poco más de doscientos habitantes que cuenta con un belén mecánico de indudable interés.
Su historia es la de un párroco, José Miguel Rubio, un hombre habilidoso que en su tiempo libre se dedicó a fabricar, gracias a la maquinaria de aparatos en desuso, las más de seiscientas figuras que conforman esta representación navideña.
Un poco más lejos está Alcanadre, un municipio de gran prestigio y fama debido a un Belén que no solo tiene movimiento, sino que también tiene vida y que se viene representado, con el apoyo de gran parte de los vecinos del pueblo, desde hace 50 años.
Sin embargo, para verlo hace falta ir a La Rioja en fechas posteriores a las del Puente de la Constitución. Aún así, ¡que nadie se decepcione!, puesto que habiendo salido de Logroño, llega el momento del deporte, del esquí para ser más concretos.
Y es que con lo que sin duda coinciden estos días festivos es con la apertura de la estación de Valdezcaray, un lugar ideal para empezar esta temporada, con sus 23 pistas, sus 3 cotas y sus 112 cañones de nieve pensados única y exclusivamente para tu disfrute.
Si, de vuelta a Logroño, aún quedan fuerzas, se puede terminar la visita con el tour “Mirar muy de cerca”, que, a través del concepto ruta-juego, pretende descubrir algunos de los detalles de la ciudad que a menudo pasan inadvertidos a sus visitantes.
Y es que jugar siempre ha sido una buena forma de conocer aquello que nos rodea, de experimentar, de crecer. La mejor forma de disfrutar de la única ciudad del mundo que tiene una plaza dedicada al juego de la oca, no puede ser otra que jugando.