¿Qué ver?
La capital de La Rioja va más allá del simple decorado para las catas de vino, no es solo un lugar donde poder disfrutar de una de las más reputadas denominaciones de origen españolas: es una Enópolis, una ciudad que vive por y para el vino.
Para comprobarlo basta con visitar los establecimientos que forman parte de la asociación Bodegas de Logroño.
La historia del Puente de Piedra de Logroño se encuentra estrechamente unida a la historia de la ciudad.
Lugar de tapeo por excelencia, la Calle Laurel es visita imprescindible para aquellos que quieran disfrutar de la esencia gastronómica de la región. Pinchos, tapas y raciones acompañados con buenos riojas convierten a La Laurel en una experiencia inolvidable.
Hablar de restauración en Logroño es un acto tan espontáneo como el comer. Tanta es la cantidad y la calidad de la oferta de la capital riojana.
Conocido también como Plaza de Abastos, el Mercado de San Blas de Logroño fue durante mucho tiempo el centro neurálgico del comercio local.